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recogida leche artificial

Recogida de leche artificial

La crisis ha provocado que se realicen periódicamente recolectas de alimentos para muchas personas necesitadas. En estas recolectas se suelen pedir alimentos de primera necesidad y cada vez más «alimentos infantiles»: leche artificial, cereales…. Todo esto tiene aparentemente una buena intención, pero, como veremos, regalar leche artificial no es la solución.

Hace meses que podemos leer en la prensa artículos que nos hablan de que las madres, a raíz de la crisis, han vuelto a la lactancia y la mantienen todo el tiempo que pueden. Estas noticias, a menudo están mal enfocadas, porque parece que esta vuelta a la lactancia sea simplemente un retroceso tercermundista, cuando, quizás, cabría recordar que volver atrás no es un retroceso, sino un acierto y, además, que la solidaridad empieza por ser racional.

Entre todas estas noticias, leo con sorpresa e indignación cómo una entidad bancaria, dentro de su proyecto solidario, ha recogido y ha repartido leche artificial para bebés recién nacidos en lo que ellos denominan «situación de emergencia social». Pedir estos productos no hace más que empeorar la situación de estos niños y generar una dependencia de la leche artificial como fuente de nutrición durante un año. Aunque sigamos negando la evidencia, la leche artificial conlleva una serie de perjuicios y, por otra parte, promocionar y ayudar tanto el inicio como el mantenimiento de la lactancia materna es un tema de salud pública porque, aunque a muchos les duela, es la manera más sencilla y económica de ahorrar a nivel nutricional y a nivel sanitario. Y que conste que no lo digo yo, lo dicen las cifras. Los bebés amamantados pueden disfrutar de una mejor salud, pues tienen:

  • 50% menos de probabilidad de enfermar durante su primer año de vida.
  • un riesgo 10 veces menor de requerir hospitalización durante su primer año de vida.
  • menor incidencia de infecciones gastrointestinales.
  • un riesgo 5 veces inferior de contraer parásitos intestinales.
  • un riesgo 5 veces menor de contraer infecciones del sistema urinario durante los 6 primeros meses.
  • menor riesgo de ser diabético tipo 1, si maman un año o más.
  • un riesgo 4 veces inferior de contraer las infecciones que causan meningitis.
  • un riesgo 50% menor de desarrollar linfoma y leucemia antes de los 15 años, si maman exclusivamente durante los primeros 6 meses.
  • la mitad de la incidencia de otitis media en relación a los niños alimentados con leche artificial.
  • Otro de los problemas generados con este tipo de noticias o acciones benéficas es que, a veces, se cae en el error de hablar de «leche maternizada» para referirse a la leche artificial. Esta terminología no puede ser usada para hablar de la leche artificial, puesto que induce a creer que existe una igualdad entre la lactancia materna y la leche artificial.

Este tipo de información también difunde el mito sobre mujeres que no tienen leche. La hipogalactia real o falta de leche se produce en un escaso tanto por ciento de la población, ya que las causas habituales de la disminución de leche son los errores de manejo, la falta de conocimiento y la falta de apoyo. De manera que, a la vista de este dato, no se puede promover información tan inexacta como ésta: que el no poder amamantar es algo que afecta a la mayoría de madres.

A la luz de todos estos datos, deberíamos reflexionar sobre las siguientes cuestiones:

  • Si los bebés a quienes van dirigidas campañas como ésta presentan un riesgo alto de malnutrición, ¿por qué no se aborda el problema de raíz?
  • Si tenemos la solución buena, bonita y gratuita a nuestro alcance, ¿por qué nos negamos a verla?
  • ¿Por qué no se fomentan los cursos prenatales y los cursos para informar y ayudar a las madres que quieren mantener una lactancia prolongada?
  • ¿Por qué no se compran o regalan sacaleches para las madres que vuelven a trabajar?

Estos gestos sociales sí supondrían una buena manera de ayudar a todos los niños, tanto a los que están en situación de riesgo como a los que no. Abordar esta problemática desde la coherencia y el verdadero conocimiento se nos revelan como las mejores vías para hallar las soluciones más adecuadas a la malnutrición y a la alimentación de nuestros pequeñ