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Empoderamiento de la mujer en el embarazo

Sobre el empoderamiento de la mujer se ha escrito últimamente mucho. Sin embargo, es necesario revisar ciertos aspectos sobre este concepto y saber que supone todo un proceso para adquirir capacidad de decisión y para recuperar la confianza en una misma. En una etapa tan hermosa y fundamental para la mujer como es el embarazo y el parto, el empoderamiento supone una base sólida para una maternidad consciente y feliz.

¿Qué significa «empoderarme»?

Es hacerme cargo de mi salud y buscar mi bienestar. Tomar decisiones al respecto, utilizar mi capacidad de razonamiento y de libertad. Es preguntarme qué deseo. Para ello, recojo información, observo las diferentes posibilidades, comparto mis decisiones, elaboro el plan de acción y me pongo en marcha. Los resultados los evalúo para valorar si repito el camino elegido o si cambio.

Pasos a seguir en el proceso de empoderamiento:

  • Deseo
  • ¿Puedo?
  • Elijo
  • Paso a la acción
  • Admito los resultados
  • Evalúo

¿Qué es la libertad?

Es la capacidad que cualquier persona tiene para decidir sobre su propia vida. Para llevar a la práctica mis deseos, lo primero es ser conscientes de ellos. Una vez identificados y desde la información que poseo o que he buscado, me pregunto hasta qué punto puedo hacerlos realidad. Además, debo establecer un orden de prioridades y saber qué deseo es innegociable y cuál es secundario. El objetivo es decidir cuál es el camino que hará realidad mis deseos y en el que me siento más cómoda.

La negociación

Al pasar a la acción, seguramente tendré que negociar con la otra parte. Por ello es básico ser consciente que cada uno tenemos nuestro propio sistema de valores, que nuestros deseos son personales e íntimos y que los demás no tienen por qué compartirlos, pero sí respetarlos. Negociar es llegar a acuerdos en donde ambas partes queden satisfechas. Esto supone que ambas partes deberán ceder en algunas cuestiones, pero sin imponer, sin exigir. Negociar significa respeto por una misma y por los demás. Negociar es reconocer la diferencia y las circunstancias que rodean a cada persona. La negociación termina con puntos de acuerdo y compromisos asumidos por ambas partes.

Negociar con el equipo médico

Desde la constitución española y la ley de autonomía del paciente tengo derecho a disponer libremente de mi cuerpo y decidir libremente sobre cualquier intervención. No sentirse implicada va en contra de cualquier decisión informada y constituye una violación a los derechos fundamentales del ser humano.

No es lo mismo «me niego a…» que «desearía…». No es lo mismo «perdona, pero tengo que hacerlo» que «creo que es necesario hacer…, qué opinas». No es lo mismo confianza ciega que confiar en la otra persona «no me cabe la menor duda de que no me va a hacer daño porque tengo argumentos para creerlo».

La decisión informada tiene que abarcar estos puntos

  • Información clara con pruebas científicas, datos objetivos.
  • Pros y contras de la intervención a realizar.
  • Posibles alternativas.
  • Descripción de cada intervención o alternativas a la intervención.
  • Comprobar que se ha entendido.
  • Disponer del tiempo suficiente para considerar los datos.
  • Ayuda y respeto.
  • Elección por parte de la mujer.

¿Y si me siento culpable?

La culpabilidad debería eliminarla de mi vocabulario, no soy culpable, soy responsable de mis decisiones y, además, en mis experiencias personales puedo y debo modificar mis elecciones a favor de mi bienestar. Esto es lo verdaderamente importante, la responsabilidad de mi salud es buscar y conseguir mi bienestar. Saber que el dolor existe y que soy capaz de elegir herramientas propias o externas para aliviarlo me convierte en mujer activa en mi parto y, en definitiva, en mi vida.