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Pies y tobillos hinchados en el 3er trimestre de embarazo

En el tercer trimestre del embarazo ya estamos totalmente habituadas a nuestro nuevo estado, pero persisten algunas molestias causadas por el crecimiento del bebé en nuestro interior y, en muchos casos, éstas se agravan. La hinchazón de las extremidades (manos, piernas, pies y tobillos) en el embarazo es uno de los trastornos más habituales al final del embarazo y es absolutamente normal, sobre todo a lo largo del tercer trimestre. Es totalmente normal los pies hinchados o tobillos hinchados en el embarazo.

¿Por qué se produce esta hinchazón?

La hinchazón de manos, pies, piernas y tobillos es lo que se conoce como edema y es el resultado de un aumento de producción de fluidos corporales y una posterior retención en los tejidos. Esto se debe a los cambios que sufre el organismo de la mujer y las alteraciones en las propiedades de la sangre a lo largo del embarazo, ya que el crecimiento del útero dificulta la circulación de la sangre de las venas de las piernas cuando se dirige al corazón para oxigenarse.

Es totalmente normal los pies hinchados o tobillos hinchados en el embarazo.

El 75 % de las mujeres embarazadas sufren este trastorno en algún momento de su embarazo, la mayoría a partir del séptimo mes. Es frecuente entre las mujeres con embarazos múltiples o con exceso de líquido amniótico. La hinchazón en tobillos y pies suele empeorar al final del día, cuando hace más calor, o después de haber pasado muchas horas de pie o sentada. Tras un descanso o una noche de sueño reparador, la embarazada encuentra alivio, pero hasta que no nazca el bebé, este trastorno no desaparecerá por completo. En el momento del parto e inmediato posparto, el organismo libera el exceso de líquido; por ello, no es extraño que en los primeros días tras el parto sudes más de lo habitual y tengas la necesidad de orinar frecuentemente.

¿Cómo aliviar esta hinchazón?

En el trabajo o en casa

  • Tanto en casa como en el trabajo hay que hacer pausas periódicas para evitar permanecer en la misma postura demasiado tiempo. En estas pausas, conviene sentarse si has estado de pie mucho rato, mientras que, si has estado sentada, conviene que camines cinco minutos a paso ligero para activar la circulación y que el líquido estancado, producido por el edema, se ponga en movimiento.
  • Cuando estés sentada, eleva las piernas un poco. También te puede ayudar estirarlas hacia adelante y flexionar los pies hacia arriba para estirar los músculos de la pierna. Rotar los tobillos y mover los dedos de los pies también ayudará a que la retención de líquidos disminuya.
  • Evita estar sentada con las piernas o los tobillos cruzados.

Atención al vestuario y otros aspectos cotidianos

  • Utiliza ropa holgada que no presione ninguna parte de tu cuerpo.
  • Recurre a unas buenas medias especiales para la circulación que sean adecuadas para embarazadas. Lo mejor es ponerse estas medias por la mañana para evitar que la sangre se estanque en los tobillos.
  • Utiliza un calzado cómodo que no oprima el pie.
  • Realiza masajes suaves con una crema refrescante para piernas cansadas que sea adecuada para embarazadas.
  • Para encontrar cierto alivio es útil dormir de lado para favorecer que los riñones trabajen correctamente, facilitando el tránsito intestinal y reduciendo la hinchazón.

Vida saludable

  • Muévete. El ejercicio ayuda a mantener los líquidos de nuestro organismo en movimiento. Con todo, conviene que sea un ejercicio moderado y supervisado por el ginecólogo o la comadrona en los embarazos de riesgo. Caminar es una buena opción, aunque la natación o la gimnasia acuática se convierten en las mejores aliadas de la embarazada porque la presión del agua asegura que los líquidos acumulados se dirijan hacia las venas y luego a los riñones para que, posteriormente, sean eliminados a través de la orina.

En las comidas

  • Bebe abundante agua. Beber ocho o nueve vasos al día ayuda al organismo a expulsar los residuos de nuestro organismo.
  • Añade sal en las comidas con moderación, se ha demostrado que la restricción de sal empeora los edemas.